domingo, 9 de septiembre de 2012

Mi mapa...


Hace algunos días, como parte de la realización de una tarea, nos solicitaron el dibujarnos a nosotros mismos. Realizar nuestra silueta y posteriormente colocar ciertas respuestas sobre las personas que nos influyen, nuestros “sitios históricos” etc… Me divertí mucho realizando esta actividad, a pesar de ser una “tarea” creo que se convirtió en un espacio de reflexión que normalmente no me doy en la cotidianidad. Igualmente me pareció muy interesante pues me ayudó a comprender varias cosas de los demás y de mi persona. Es por esto que este ensayo seguirá esa misma secuencia.

Fue muy curioso pues durante la semana fui recabando el material para hacer la actividad y llegó el viernes durante el cual yo planeaba pedirle a mi esposo que me ayudara a trazar mi silueta; sin embargo, no contaba con la astucia de que había partido de fútbol en donde trabajamos y tanto mi esposo como mi hijo querían ir. Por esta razón, acordamos que ellos fueran al partido y yo me regresara antes a casa para cumplir con mis deberes. Lo primero que comprendí: no porque yo sea “mi país” los demás deben estar en la misma frecuencia que yo, por lo cual habrá momentos en que deba resolver las cosas, sola.

Al dibujarme y “verme” también me llamó la atención ver todo el espacio que ocupaba. “Estoy inmensa” fue lo primero que pensé… y al continuar leyendo las instrucciones pensé que no llenaría todo el espacio con lo que tendríamos que escribir. No obstante, al final, no me cabían todas las respuestas que me hubiera gustado mostrar. Aquí reflexioné otra cosa: todos somos un gran “costal” de historias, cicatrices, alegrías, etc. y nuestro equipaje define en gran parte quiénes somos y cómo vamos a actuar.

Posteriormente, cuando entramos a clase y empezamos a colgar nuestros trabajos comprendí que me mostré tal como soy. Me gustó sentir que soy muy honesta al proyectarme con los demás. Por ejemplo, puse que no se necesita visa ni pasaporte, y en realidad no se necesita pues siempre estoy abierta a conocer a otras personas y soy relativamente confiada. Me sorprendí (aunque no demasiado para ser honesta) en ver lo desordenada que puedo ser, pues mi dibujo era aunque muy completo, muy desordenado. Efectivamente, aunque soy una persona que le gusta participar en todo y no se cierra a muchas ideas, no soy ordenada lo cual me complica la vida en muchos aspectos.

Lo anterior, también me ayudó a comprender a los demás y ligándolo al párrafo anterior, comprendí que en ocasiones no importa cuánto pueda aportar una persona, si esa persona se “ve” complicada, en ocasiones a la gente le puede dar “flojera” estar descifrando a los demás. Concretamente creo que mi dibujo se veía desordenado y complicado de descifrar… ¡hasta a mí me daba flojera leer tanto y en tanto desorden! Esto me dio idea de la importancia que tiene el cómo nos proyectamos a los demás para poder establecer relaciones interpersonales sin que haya barreras de por medio.

Finalmente, durante las exposiciones entendí que, aunque nos cueste trabajo, las personas constantemente procuramos que los demás nos “entiendan”, que no nos malinterpreten pues con las interpretaciones solemos hacer juicios de valor que en ocasiones son poco precisos o hasta injustos. Obviamente hubo cosas que se dijeron y cosas que se pensaron pero no se dijeron pues cada quien tiene sus “sitios sagrados” que en ocasiones, si los demás se muestran merecedores, podrán conocerlos.

Por último, éste me pareció un gran ejercicio de autoconocimiento y reconocimiento de los demás. Hubo cuestiones que redescubrimos, por ejemplo el reconocer a quién admiramos y por qué (cuando en muchas ocasiones ni se lo decimos). También hubo cuestiones que no veíamos y nos ayudó a descubrir nuestro “punto ciego”. Igualmente aparecieron “artefactos”, cuestiones visibles de la cultura de cada quien, que pueden ser visibles pero que para el resto debe ser un imperativo sólo describir lo que se ve sin interpretar, pues no se puede reconstruir todo lo que es una persona con lo que los sentidos perciben sin conocer su historia, razones, pasado, etc.

En conclusión, me parece que sería muy interesante realizar este ejercicio en distintas etapas de nuestra vida e irlos comparando. Estoy casi segura de que no nos veíamos igual en la adolescencia, en la etapa universitaria, a como nos vemos ahora o incluso a como nos veremos en unos diez años. Definitivamente sería una “fotografía” muy interesante de coleccionar y analizar.

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